Trilogía sobre la guitarra: Inicio (Uno). Al fondo riela (Lo otro del Uno). Vuelta al Uno
Estilo: Danza
Idea general, dirección artística, coreografía y baile: ROCÍO MOLINA
Con RAFAEL RIQUENI, EDUARDO TRASSIERRA y YERAI CORTÉS
Vuelta al Uno. Distribución en curso
TUVIMOS LA OCASIÓN DE DISFRUTAR LAS DOS PRIMERAS PARTES DE ESTA TRILOGÍA DURANTE LA BIENAL DE FLAMENCO. AHORA, EL CENTRAL LAS RECUPERA, JUNTO A LA TERCERA Y ÚLTIMA PARTE, PARA OFRECER LA INTEGRAL DE UNA PIEZA MAYOR DENTRO DE LA CARRERA DE ESTA ARTISTA SINGULAR QUE RESPONDE AL NOMBRE DE ROCÍO MOLINA.
La bailaora Rocío Molina vuelve al Teatro Central para presentar la integral de su Trilogía sobre la guitarra, un proyecto aún en desarrollo que desanda el camino de la tradición del flamenco para volver a recorrerlo, recuperando así, el acto creativo puro que reposa en el origen de este arte, y ofreciendo un pormenorizado estudio sobre la guitarra.
Trilogía, según expresa su creadora, intenta callar el ruido para recuperar el sonido, silenciar lo sabido para que el movimiento resurja auténtico, vaciar de artificio para que lo esencial recobre el poder de llenar, olvidar lo aprendido para recordar lo presente.
La propuesta repasa términos que han intentado nombrar lo que el flamenco tiene de inefable, y que se han convertido, por ello, en conceptos definitorios de la disciplina a pesar de su imprecisión y semántica intuitiva: raíz, esencia, pureza… Y en este proyecto, la expresividad de la guitarra se irá desplegando de lo sencillo a lo complejo.
Ya conocimos Uno. Una pieza que defiende la atención sobre el toque del maestro Rafael Riqueni y en la que la escena prescinde de ornamento y huye del exceso en pos de lo sencillo y la sensibilidad. Y como la suficiencia de esta guitarra ilustra la abundancia de la que es capaz lo pequeño, lo cercano, la escena se sirve solo de la proyección de ingenuos paisajes, que en silencio hablan de la belleza de lo vivo.
También hemos disfrutado de Lo otro del Uno, en el que la noción de diálogo impregna la escena hasta el punto de duplicarla sobre un suelo espejo, donde el espectáculo se acompaña también a sí mismo habitando el enorme lago oscuro en que se convierte el escenario que, con su propio reflejo, ahuyenta su vacío.
Solo nos falta descubrir su última entrega en la que la guitarra se relacionará con el cante, último vértice de la pirámide tradicional.