Oro Negro
Dirección POLIANA LIMA Dramaturgia JAVIER CUEVAS Asistente de coreografía LUCAS CONDRÓ Diseño de iluminación CARLOS MARQUERIE
ESPECTÁCULO PARA 2 INTÉRPRETES
Estrenada en el Teatro de La Abadía durante el Festival de Otoño (Madrid), Oro negro escarba en el pasado de la creadora brasileña, en el de su familia y en su propia memoria, apoyada en una danza que “le salvó la vida”.
Poliana Lima rompe con el tabú de su abuelo negro.
Afincada en Madrid desde 2010, Poliana Lima inicia sus creaciones en 2011. En 2020 estrena Las cosas se mueven pero no dicen nada en los Teatros del Canal en coproducción con Festival Dias da Dança de Oporto y el Centre National de la Danse de París. Propuesta tras propuesta esta creadora se ha convertido en alguien indispensable a la hora de dibujar el paisaje de la danza contemporánea en nuestro país.
Identidad y memoria son las raíces sobre las que Poliana Lima va haciendo crecer su obra creativa. La danza es su lenguaje y su forma de vida. Bailarina, coreógrafa y pedagoga, convergen en ella multiplicidad de energías, fruto de su cultura mestiza y de su condición de migrante, logrando a partir de estas coordenadas expresar con el movimiento sentimientos, deseos e historias, pequeñas o universales, que conectan al espectador con su mirada poética.
Tomando el cuerpo como objeto central de su expresión, explora las posibilidades de crear una poética en escena que sea capaz de comunicarse de manera sencilla y profunda con los espectadores.
Oro negro se construye a través de la metáfora del petróleo para asociar poéticamente el proceso de excavación de un tesoro con la puesta en valor de elementos e identidades que fueron negados y excluidos en la cultura occidental hegemónica. En la pieza, el cuerpo es el instrumento que excava y es en el objeto excavado donde se revela lo demoníaco: la carne blanda, vulnerable y perecedera, lo erótico femenino desde la perspectiva del deseo de una mujer, la negritud y lo popular.
Oro negro concibe el cuerpo como territorio de memoria viva, lugar donde se articulan y se permiten leer las dimensiones biográficas, familiares y comunitarias, las socioculturales y míticas y espirituales. Esta concepción del cuerpo permite la exploración de las huellas de los procesos tácitos de transmisión de los hábitos, costumbres, violencias, dolores y goces a lo largo de varias generaciones.
Explorando estas múltiples dimensiones identitarias, culturales y temporales que conforman el cuerpo como un conglomerado diverso, inestable y dinámico, Oro negro roza y utiliza los clichés para culminar con un desbordamiento en el que la mirada del espectador se ve obligada a posicionarse.