MINIMAL SINGULAR
Estilo: Danza
La obra pone el foco en lo esencial, en el deseo de priorizar al cuerpo como resorte expresivo, que se construye con firmeza o ligereza, creando una intimidad propia. El pensamiento de lo singular nos lleva a un borde en su concreción, a la materia y al vigor de una existencia en su diferencia, de su frágil surgimiento y de la totalidad de las fuerzas que lo atraviesan en destellos concisos de sentido.
En épocas ruidosas, más que nunca, se hace imprescindible distinguir la experiencia única que no se hace sino con el silencio, ese de dejar de vivir aturdidos y evocar la singularidad que trae cada cuerpo. La desjerarquización de los lenguajes nos hace entender que cada cuerpo y cada movimiento es único e irrepetible, y que ambas entidades confluyen en cosas mucho más complejas que la simple estructura orgánica o coreográfica.
Este cuerpo mutando, siempre abierto, en una intermitencia en donde está a punto de ser y siéndolo a su vez. En donde su identidad se encuentra sumida en el movimiento incesante de la diferencia, que se sumerge y a la vez emerge como la expresión de aquello que está en los límites del lenguaje articulado y que escapa de la semántica sustancial de la palabra.
Desde los relatos de las marcas de las manos, de las formas de los huesos, de las huellas milenarias de las constelaciones de tejidos, flujos, pensamientos y deseos, se construyen identidades que emergen y traen nuevos senderos de presente.