Los bailes robados

Los bailes robados

Estilo: Danza



Los bailes robados

Punto de partida

Un acontecimiento histórico enciende el interés: Estrasburgo, 1518, una mujer comienza a bailar, sin razón aparente. No cesa. Día y noche es un continuo, un danzar eterno. Un manifiesto baile infinito articula su cuerpo sin descanso y contagia cada vez a más
ciudadanos, llegando a contarse por centenares en cuestión de días.
Un impulso poderosamente incontrolable desarticula toda lógica y razón humana hasta abocar los cuerpos a su propia muerte. Ni los ruegos, ni el dolor, ni siquiera sus huesos rotos detienen el frenético movimiento. Múltiples fueron las ocasiones en las que tuvo lugar esta danza grupal espontánea, de inciertas causas y motivos, a lo largo de la historia. Inexplicable incluso hoy día. Como su fin. Tan solo dejó de ocurrir. Tan solo el baile cesó.

Quizás danzaban aquello que no se les permitía gritar. Y mucho eran los gritos ahogados de un pueblo desposeído de esperanza, aplastado entre miedos, incertidumbres, presiones sociales y religiosas.
Incesante la historia se repite y de una u otra forma u otra, estos danzantes eternos inspiran múltiples personajes en la historia del arte. Quizá también para Gautier, quien en su libreto para el ballet “Giselle”, dotó de maldad a las Willis. Estos blancos espíritus femeninos habitaban en el bosque y se cobraban venganza condenando a los hombres a morir bailando.
Pero reflexionemos sobre esta última historia y démosles la vuelta. Los Willis nos hacen abrir los ojos, nos devuelven la vista. Eliminemos de género a esas Willis y contemplémoslas como cuerpos danzantes, sin intención de herir. Entendámoslos como un lumpen de disconformes, díscolos con las normas, que habitan en un bosque que se encuentra en cualquier lugar, incluso en medio de una ciudad. Individuos que hastiados de los cánones quieren vivir al margen. Seres que no persiguen un desenlace fatal condenando a una danza eterna y mortal, sino que desean brindar un don de libertad a través del baile, con el que poder decidir sobre nosotros, sobre nuestro cuerpo y nuestra mente, incluso si queremos vivir y morir bailando. Gente que reacciona y quieren una revolución pero solo la entienden bailando.
Situémonos ahí. Tomemos como punto de partida ese fragmento de secundario protagonismo en una flamante pieza del nuestro repertorio de ballet clásico como es Giselle. Otorguémosle otros atributos y contextualicémoslo en los anhelos y preocupaciones de las miradas del s. XXI. Entendamos por qué fueron robados esos bailes.

“Si no puedo bailar, tu revolución no me interesa”  Emma Goldman

Sinópsis

Todo transcurre en un bosque. A veces de alambrada, cuerpos rotos y de caos. Otrora de sublime belleza, elegantes ramas o cielo estrellado. Un bosque de Willis. La obra invita a adentrarse en él y oler la tierra, hollar las hojas caídas con pasos de baile, a ser seres danzantes, cuerpos ondulantes, piel, carne y huesos en eterno movimiento. A hacer un pas de deux con la vida, tomando la danza como un don y poder bailar hasta el fin, si quieres, pero en libertad.
Una creación coral impregnada de crítica política y reivindicación social. Los bailarines transitan por la escena desde la histeria, el frenesí del movimiento incontrolado o el caos, a la dramática quietud y la armonía como masas conectadas a una única alma que
origina un ente nuevo de cadenciosos movimientos. Los músicos materializan esos gritos e instigan a los cuerpos para exorcizar su baile. Para denunciar el sometimiento e invocar la libertad. Para gritar por la mujer, por el loco y el diferente, despreciados por las costumbres y las normas que no admiten excepciones. Por la bruja, por supuesto. Por la religión, el dolor y el
gozo. Por todos los huesos rotos de sus danzas. Todo articulado desde nuestra propia escritura coréutica marcada por la danza española, el flamenco, la espontaneidad y la libertad de las vanguardias, que profundiza en el cuestionamiento de normas y códigos a través del tiempo y la relación individuo-sociedad.
Coreografía, teatralidad, imagen, música y sonido son las herramientas de una búsqueda artística en profundidad desde la creación contemporánea del flamenco del siglo XXI.

Ficha artística

Dirección artística, escena y desarrollo DAVID CORIA Asesoramiento Musical DAVID LAGOS Coreografía DAVID CORIA Y BAILARINES Colaboración coreográfica EDUARDO MARTÍNEZ Asesoramiento DANIEL MUÑOZ PATINGA Creación de espacio DAVID CORIA Diseño de vestuario DAVID CORIA, BELÉN DE LA QUINTANA Artistas solistas baile – cante – música DAVID CORIA, AITANA ROSSEAU, FLORENCIA OZ, RAFAEL RAMÍREZ, MARTA GÁLVEZ, ISIDORA O’RYAN (cante, baile y cello), DAVID LAGOS (cante), ALFREDO LAGOS (guitarra) Creación luces GLORIA MONTESINOS A.A.I. Sonido CHIPI CACHEDA Regiduría JORGE LIMOSNITA Fotos Dossier ÁNGEL MONTALBÁN Diseño y comunicación dossier  CLAIRE FAYOL (SMART IB.) Dirección de producción / management / distribución
DANIELA LAZARY  – ARTE Y MOVIMIENTO PRODUCCIONES S.L. 

Co-productores

Festival International de Danza IItálica diputación de Sevilla. / ESP

Maison de la Danse de Lyon- Pôle européen de création / FR
Théâtre de Nîmes scène conventionnée pour la danse/ FR
Biennale de la Danse de Cannes /FR
Bienal de Flamenco de Sevilla I.C.A.S./ ESP Festival de Jerez / ESP *
Agencia Andaluza de Instituciones Culturales A.A.I.C.) / ESP *
Arte y Movimiento producciones SL.

Agradecimientos al Exmo. Ayto de Coria Del Rio Centro Cultura Pastora Soler

 

 

 

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