La Rosa del Azafrán
Estilo: Zarzuela
Zarzuela en dos actos con música de Jacinto Guerrero y libreto de Federico Romero Sarachaga y Guillermo Fernández-Shaw Iturralde.
Se inicia la zarzuela con los compases alegres del baile de una Seguidilla en festejo por el Patrono del pueblo, y Catalina entonando Aunque soy de La Mancha, no mancho a nadie, que ha devenido en un himno popular manchego. Aparece Juan Pedro, un labrador contratado por la hacienda, con Aunque soy forastero, y luego con la célebre canción del sembrador: Canción: Cuando siembro voy cantando. Juan Pedro le había pedido matrimonio a Catalina, ella le pide a su ama Sagrario permiso. Sagrario acepta siempre que Juan Pedro se vaya de la hacienda, pues no consentía que los novios estén bajo el mismo techo. También lo hacía porque sentía atracción por él, y quería tenerlo lo más lejos posible, porque eran de diferentes clases sociales.
Tras escuchar el Dúo: Ama, lo que usted me pide, Catalina se da cuenta que la atracción entre Juan Pedro y Sagrario era mutua, y no lo acepta. De manera secundaria, también en esta escena, Moniquito trata de que Catalina lo acepte como su enamorado, pues aunque era flojo y algo descarado, buscaba una mujer. También aparece Don Generoso, un noble anciano que antiguamente había tenido propiedades y buena fortuna, mas lo había perdido casi todo en la guerra. Ahora, algo loco, buscaba formar un nuevo ejército de niños. Moniquito y Custodia hablan con el pobre anciano, quien había perdido un hijo en su juventud, lo que le trastornó la mente. Esta situación dará un giro en el siguiente acto. Además, el gañán Carracuca busca a Custodia para que lo ayude a curar a su esposa, enferma de histeria.
Juan Pedro y otros campesinos quieren dar serenata a sus amadas. Se canta Ronda: Hoy es sábado y no quiero dormir en la quintería. Moniquito, buscando trepar al balcón de la mujer a quien cortejaba con una escalera, encabeza el Pasacalle: Dos por dos son cuatro.
Las mujeres de la hacienda, se encuentran reunidas pelando las cáscaras del azafrán, las jóvenes, pensando en sus mozos. Coro: De mondar mucha rosa yo no me alabo. Sagrario entona la bella melodía que le da nombre a la zarzuela La rosa del azafrán es una flor arrogante, luego acompañada por todos. En esta misma escena, Sagrario le confía a Custodia que ama a Juan Pedro, pero sabía que este amor era imposible. Sigue el trabajo de las mujeres Coro: Si quieres que te lo diga. Aparece Juan Pedro y le explica sus sentimientos. Sagrario se niega por orgullo. Juan Pedro decide irse, renunciando al amor: Tan frágil es el amor como esta flor peregrina.