Billy’s Joy
Estilo: Danza
Texto VICTOR AFUNG LAUWERS Música MAARTEN SEGHERS Creación JAN LAUWERS, GRACE ELLEN BARKEY, EMILY HEHL, NAO ALBET, GONZALO CUNILL, ROMY LOUISE LAUWERS, JUAN NAVARRO, MAARTEN SEGHERS, MERON VERBELEN, MARTHA GARDNER, ELKE JANSSENS Producción KOEN DE SAEGER, RAPHAEL NOEL, JÉRÉMY MICHEL, DITTEN LEROOIJ, SHARLOTTA SEELIGMÜLLER, LEANDER SCHÖNWEGER
La alegría tiene muchas facetas pero Victor Lauwers ha decidido centrarse en una sola, la de la reconciliación. A su juicio es un asunto de gran importancia en la obra cósmica de Shakespeare. La idea de que las comedias son divertidas a diferencia de las tragedias es en realidad una mala interpretación. Desde el punto de vista de la poética, la única diferencia entre comedia y tragedia (según Aristóteles) es que una comedia acaba bien y una tragedia acaba mal. No importa si el comienzo o el cuerpo de una historia es oscuro o alegre.
Lauwers afirma que la reconciliación es un referente de la sociedad. Sin la capacidad de reconciliarnos, perdemos nuestra dignidad. Por otra parte, desde San Agustín, la reconciliación implica el pecado original. La reconciliación con Dios, a través de la confesión y la absolución de nuestros pecados, es fundamental para la teología cristiana, a la que debemos gran parte de la configuración de nuestra sociedad.
Lo cierto es que las páginas de las comedias constituyen una colección de prismas de erotismo, del pastiche a la oscuridad. Puede decirse que donde la tragedia es una pornografía del sufrimiento humano, la comedia vela el sufrimiento con la felicidad humana.
Carece de relevancia que Needcompany vuelva a viajar de la mano del bardo inglés ya que para Lauwers hace tiempo que dejó de ser necesario interpretar textos canónicos como los de Shakespeare. Tampoco es mi objetivo montar una pieza de repertorio. Me concentro más en la historia, es decir, en nuestros errores. El que no quiere conocer el pasado no quiere conocerse a sí mismo. Tratar con el pasado es una cuestión fundamental de identidad, por no decir un derecho primordial, y no hay una sola persona o cuerpo en una sociedad donde la reconciliación es posible que pueda privar a un artista o a su público de este derecho