A que voy yo y lo encuentro
Estilo: Teatro
Varias piezas cortas, salpicadas de otras más breves, algunas minúsculas, y evocadoras canciones, que parece que nos traen y nos llevan, pero que en realidad nos pierden, en esta obra para dos actrices y dos músicos.
La relación madre e hija –y viceversa-, tan intensa, tan compleja, tan imprescindible, tan plagada de frustraciones y de emociones fronterizas, a través de varias piezas cortas, salpicadas de otras más breves y evocadoras canciones, que parece que nos traen y nos llevan, pero que en realidad nos pierden, en esta obra para dos actrices y dos músicos.
Canciones, texto y voces para madres que fueron criadas en el milenio pasado que han educado a sus hijas como han podido, entre el escándalo, la admiración y el desconcierto. Hijas que pretenden educar por la senda de la tolerancia y la libertad, pero con sentimiento de culpa. Mujeres al fin y al cabo unidas por el mismo cordón umbilical, por el vínculo más profundo que existe en la vida de toda hembra.
Y la hija se convierte en madre. Y repite desmemoriada los pecados de su predecesora.
A que voy yo y lo encuentro es un espejo sobre esta intensa relación. Para la construcción de algunas piezas se realizó un cuestionario para madres y para hijas, que circuló por las redes y al que ya contestaron más de trescientas niñas y mujeres de todas las edades. Posteriormente se celebró un Laboratorio Teatro de Espejos en el que participaron más de cincuenta mujeres y que permitió ahondar aún más en las aristas y reflejos de madres e hijas para contar esta historia.
Palabras y canciones para danzar por las distintas vidas de otras hijas y otras madres, en un laberinto de espejos que nos refleja a todas de algún modo